PARÍS IBA A SER UNA BUENA NOTICIA



París iba a ser noticia. Nadie dudaba de que este mes de noviembre los telediarios se iban a abrir con imágenes de la Torre Eiffel y el Arco del Triunfo. Hace muy poco tiempo era absurdo pensar que no serían los chefs franceses los que volverían a dar la capitalidad del mundo a la vieja joya del Siena y que por fin, bajo el nombre de la ciudad más importante de Europa, se declararía la guerra en su modalidad de lucha sin cuartel contra el mayor enemigo de la humanidad en los tiempos modernos, el calentamiento global. París iba a ser noticia, pero por algo bueno.

 Laurence Tubiana, embajadora climática de Francia, había estado en contacto con los responsables de las principales economías del mundo para asegurarse que este año en la vigésima primera reunión sobre calentamiento global desde Río de Janeiro 1992 fuera el año que marcara el inicio de una nueva revolución industrial, la que pusiera por delante de la maquina de vapor al desarrollo sostenible. Ahora todos sus esfuerzos, aquellos que estaban destinados a poner en valor la capacidad de la humanidad para superarse a sí misma, se verán ensombrecidos por la barbarie, la destrucción, el fanatismo y el odio intrínseco e insuperable entre los diferentes grupos culturales del mundo.

 
Lugares donde se localizaron los ataque más importantes: la Sala Bataclan, Le Stade de France y Le Carrillon. Diario Libre con la tecnología de Google Maps

París es la capital de un Sena en el que antiguamente, cuando no había riadas, se podía distinguir el color de las piedras de su fondo. Mientras en este mes de noviembre los pintores y músicos, que se reúnen en los alrededores del Sagrado Corazón, se preparaban para la visita sorpresa de algún diplomático bienintencionado, el mundo ha vuelto a sangrar donde la ciudadanía decidió, por primera vez, acabar con la tiranía. París iba a ser una buena noticia.

A estas horas, no hace falta decir, cual ha sido el acto infame que ha devuelto a la ciudad de la Ilustración su posición céntrica en el mundo de las superpotencias. Basta decir, que su presidente ha decretado el estado de Emergencia y desde el primer momento se han cerrado todas sus fronteras. François Hollande, socialista y duramente criticado hasta ahora por la oposición de su país debido a la tibieza de las medidas políticas que ha tomado desde que está en el poder, ha considerado lo sucedido como un acto de guerra. Pese a que la relación de Francia respecto a la OTAN ha sido variable a lo largo del tiempo, el territorio del país entra dentro de la alianza y ante las palabras del presidente galo ningún país del pacto se interpondrá en las medidas militares que pueda tomar, algo parecido a lo que pasó cuando George W. Bush declaró la Guerra contra el Terror en 2001.




El desorden internacional se ha vuelto a imponer al orden y un nuevo Guernica se ha podido ver de nuevo en París, para volver a hacernos llorar por culpa de la inhumanidad. Mientras que Laurence Tubiana anunciaba en las páginas de la National Geographic un nuevo sistema de acuerdo contra el cambio climático y el inicio de una nueva era en la que las industrias se darían cuenta de que lo del efecto invernadero no fue un invento de Al Gore para ganar el Nobel, en los despachos del Elíseo, preparados hasta hace a penas una hora para acoger una nueva reunión contra el cambio climático, se empieza a discutir los entresijos de una no-guerra contra un enemigo que añora los tiempos de los califas.

En el año 2014, por primera vez, las emisiones mundiales de carbono por la quema de combustibles fósiles no aumentaron, pese a que sí lo hizo la economía. Según avanza la tecnología la sostenibilidad se convierte en una estrategia económica más rentable a corto plazo – a largo, lo fue desde el principio –. “Nuestro objetivo es que en la Cumbre de París se cree una profecía auto-incumplida de que la economía de bajas emisiones es ya una realidad”, señaló Tubiana a National Geographic.

Es difícil predecir lo que pasará en los próximos días y las medidas que tomará Francia tras los ataques, pero no cabe dudas que que la cumbre contra el cambio climático deberá tener lugar, tal y como estaba planeado, porque más allá del dolor por las víctimas, los sentimientos revanchistas y la situación política en Siria, la humanidad siempre necesita buenas noticias. París volverá a ser una buena noticia.

Unknown

Comunicador, periodista, persona, fotógrafo amateur enamorado de las palomitas, la naturaleza y el humor absurdo. Como Loquillo: "Feo, fuerte y formal"

0 comentarios: